miércoles, 18 de junio de 2014

José Tomás a 24 horas

Faltan poco más de 24 horas, poco más.
Siempre me ha gustado viajar en tren, me relaja mecerme con el vagón en mi butaca y mirar a través del cristal. Un paisaje y otro tan diferente, avanzar veloz sin hacer la intención y esa sensación constante de ir. Sobre todo eso, la sensación de "ir".
Lo vuelvo a pensar, que poquito falta. 
Avanzo rápido pero algo en el pecho empuja contra mi voluntad, ella hoy va un pasito por detrás. Por qué no puedo esta vez disfrutar de la sensación de ir, me pregunto. Mi deseo va muy por delante del tren, sin embargo, mi corazón se ha quedado anclado en el pasado. Ya sé que pasa, tengo un extraño miedo y les diré porque. 
 Una vez tuve la sensación de vaciarme. Fue el 16 de septiembre de 2012, aquella mañana toreaba José Tomás. Más bien aquella mañana toreó en Nîmes no se si era un hombre o un dios, una persona o un ser llegado del más allá. Aquella mañana que José Tomás elevó el toreo a lo más alto, me vacié y lloré de felicidad. Escuché el silencio más absoluto, no sabía que el silencio pudiese ser tan silencioso, y el grito enardecido que nacía del tumulto. Observé con los ojos de par en par cual niño. Disfruté y cuando pensé que no se podía disfrutar más, continué disfrutando hasta desmayarme. En un acto reflejo, me cubrí los ojos extasiada de placer y locura. A tientas, derrumbada ya sobre la piedra hirviendo del nimeño callejón, aquella obra sangrienta me entró por los poros. Igual le pasaría a los otros doce mil presentes. Exhaustos y plenos, le entregamos entonces el alma vendida a su antojo. Salimos vacíos, pero no cabe duda, más ricos de espíritu. "¡¡Ahora ya podemos morirnos tranquilos!!" gritaba el gentío.
Hoy 18 de Junio de 2014, les escribo a bordo de un tren caminito a Granada, mañana torea José Tomás... Como si no lo supieran...

Cualquiera dirá ¿Y cual es el miedo? El miedo es estúpido pero real. No sé si puedo volver a verle torear, más bien no sé si quiero... En realidad, lo estoy deseando pero... La incertidumbre me pierde. 
Le vi torear en 2007 en la ya vetada plaza de toros de Illumbe, San Sebastián. Aquel día pensé que lo que el hacía, iba más allá del toreo, impresionante, pero no sabía lo que estaba por llegar en Nîmes. Después de lo que vi aquel día, de lo que sentí... ¿Se puede ver algo más?  Aquel día, estará para siempre en la memoria y el recuerdo, en mi piel. Nerviosa, ansiosa y deseosa espero que lleguen las 19,30 horas de mañana, día en el que el misterio compartirá cartel con otro grande del toreo, Finito de Córdoba y un tercero en plena lucha por un sueño, Rafael Cerro. Los tres con toros de Victoriano del Río y Domingo Hernández.
  
Hasta aquí mi antesala, reanudaré mañana...


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