Siempre me ha gustado viajar en tren, me relaja mecerme con el vagón en mi butaca y mirar a través del cristal. Un paisaje y otro tan diferente, avanzar veloz sin hacer la intención y esa sensación constante de ir. Sobre todo eso, la sensación de "ir".
Lo vuelvo a pensar, que poquito falta.
Avanzo rápido pero algo en el pecho empuja contra mi voluntad, ella hoy va un pasito por detrás. Por qué no puedo esta vez disfrutar de la sensación de ir, me pregunto. Mi deseo va muy por delante del tren, sin embargo, mi corazón se ha quedado anclado en el pasado. Ya sé que pasa, tengo un extraño miedo y les diré porque.
Hoy 18 de Junio de 2014, les escribo a bordo de un tren caminito a Granada, mañana torea José Tomás... Como si no lo supieran...
Cualquiera dirá ¿Y cual es el miedo? El miedo es estúpido pero real. No sé si puedo volver a verle torear, más bien no sé si quiero... En realidad, lo estoy deseando pero... La incertidumbre me pierde.
Le vi torear en 2007 en la ya vetada plaza de toros de Illumbe, San Sebastián. Aquel día pensé que lo que el hacía, iba más allá del toreo, impresionante, pero no sabía lo que estaba por llegar en Nîmes. Después de lo que vi aquel día, de lo que sentí... ¿Se puede ver algo más? Aquel día, estará para siempre en la memoria y el recuerdo, en mi piel. Nerviosa, ansiosa y deseosa espero que lleguen las 19,30 horas de mañana, día en el que el misterio compartirá cartel con otro grande del toreo, Finito de Córdoba y un tercero en plena lucha por un sueño, Rafael Cerro. Los tres con toros de Victoriano del Río y Domingo Hernández.
Hasta aquí mi antesala, reanudaré mañana...
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