martes, 23 de septiembre de 2014

Revista CHICUELINAS MÉXICO - "Los Sanfermines por Maitica Esparza"

Pasadas estas fiestas de San Fermín 2014 me escribían desde México, concretamente desde la editorial de la Revista Chicuelinas, solicitandome un articulo en cual hablase de los Sanfermines en general. Teniendo en cuenta que era para una revista que sale al mercado al otro lado del globo, por intencionalmente conocidos que sean estos, tenía que contar con que probablemente para muchos de los lectores, esto sería nuevo.
Aquí esta el resultado, las imágenes no las adjunté ni elegí yo, todo hay que decirlo. Ya me diréis que os parece... 
Debajo os dejo el texto trascrito para leerlo con más comodidad.






     

-LOS SANFERMINES POR MAITICA ESPARZA-

Me pregunto por dónde se debe de empezar a hablar de los Sanfermines. No resulta fácil encauzar ese tema, ordenar tantas ideas, emociones, momentos, sensaciones. Por donde comenzaría yo… Para empezar diría que Los Sanfermines no son tan solo unas fiestas, un espectáculo o una feria, ni siquiera que son un conjunto de todo esto,  los Sanfermines son más bien un estado, una identidad propia, una actitud.
Les pongo en situación. Se celebran del 6 al 14 de julio en Pamplona, una ciudad que normalmente no llega a los doscientos mil habitantes y que se prepara durante todo un año para recibir a miles de personas llegadas de todas partes del planeta. La población en estos días llega a multiplicarse por quince,  imaginen la transformación que sufre esa pequeña ciudad que durante nueve días se convierte en el centro de atención del mundo.                     

“Un estado, una identidad propia, una actitud” les decía. Pues bien, los ciudadanos de Pamplona viven medio año descontando y otro medio contando,  seguro que habrán escuchado la canción “Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril… Siete de julio, ¡¡San Fermín!!”. Es por eso que la ciudad en si misma va generando el  llamado ambientico poco a poco, mes a mes, los pamplonicas -a mí me gusta decirlo así- o pamploneses y pamplonesas van macerando una emoción. Es la devoción por nuestro querido patrón San Fermín y como no, la pasión por el animal más bello y bravo que existe, que además llega a Pamplona en todo su esplendor, el toro.  Este conjunto hace que la ciudad se vea envuelta por un manto de alegría y entusiasmo que invita, acoge y atrapa a toda aquella persona que la visita y así mismo la empapa con su sentimiento. Se vive una realidad paralela.
El toro, en torno a él se mueve el “cotarro” o más bien, gracias a él. En Pamplona podemos ver al toro en todas sus expresiones, vamos por orden. Cada día a las 8 de la mañana se lleva a cabo el encierro, que como saben consiste en trasladar a los animales de los corrales a la plaza de toros donde se lidiaran por la tarde. Estos encierros son, si no los más importantes que yo diría que sí, los más conocidos del mundo. Miles de personas acuden a Pamplona para correrlos y es que este es uno de los momentos más emocionantes, sorprendentes y atractivos de la fiesta en sí. Muchos corren por primera vez guiados por las pautas y consejos de los más experimentados, que muestran su buena voluntad cada mañana y atraídos por el morbo que suscitan las miles y millones de imágenes que recorren el globo cada día, cada año. Los que son corredores habituales, sus familias y los buenos aficionados viven los encierros con mucha pasión y respeto. Son amantes y buenos conocedores del animal y cada amanecer fascinan haciendo hermosas y virtuosísimas carreras en las mismas astas de los toros, jugándose la vida. Y jugándosela también cuando el de alado, aun sin ponerle cara, está en peligro. El código del corredor en Navarra tiene tres raíces fundamentales “valentía, coraje y nobleza”
La plaza de toros de Pamplona es un espectáculo en sí misma. Sus casi veinte mil localidades se quedan cortas en la prestigiosa Feria del Toro ya que cualquier buen aficionado y hasta el que no lo es, quiere disfrutar de ver el torazo que sale allí por los chiqueros. "Toros de excelente presentación y sin arreglo de pitones, para los toreros valientes que desean torearlos, y nada más", ese es el lema de la feria. Las primeras figuras del toreo y los punteros de la cantera se dan cita cada tarde en el coso pamplonés ya que este es el escaparate del toreo a nivel mundial. La plaza se caracteriza por dos marcados y diferenciados ambientes. En la zona de sol, música, fiesta, jovialidad y casi desenfreno entre un público de gusto más ilusionista y temerario. La sombra más templada contrasta también en los gustos, más detallista y entendida. En ambas partes se disfruta a lo grande de los buenos manjares de la tierra, comer y beber por doquier. Y es que no se puede hablar de Pamplona sin hacer alusión a su gastronomía. Sana, exquisita y abundante a todas horas, hace de cualquiera de sus actos y reuniones un buen momento para deleitar al paladar y al estómago.
Hay otros muchos festejos y actos taurinos que atraen a muchísimas personas, que generan afición entre los más pequeños -imprescindible esto en el momento en el que estamos- y que además sirven para dar a conocer este bello animal y su porqué. Por ejemplo los Concursos de recortes o de anillas que ahora mismo están en pleno auge,  el apartado y sorteo de las reses, los místicos y  silenciosos encierrillos nocturnos, el toro de fuego y los encierros con carretones para los más pequeños, la suelta de vaquillas cada mañana después del encierro y así mil momentos para disfrutar de la pasión taurina.
Pero no piensen que los Sanfermines son solo toros, no. A Pamplona llega además una cartelera espectacular de artistas de otras disciplinas que llenan los rótulos de teatros y auditorios. El cielo se llena cada noche con las luces de colores y el estruendo de su afamado concurso de fuegos artificiales. Las calles se visten con escenarios donde a cualquier hora del día y la noche se puede disfrutar de un buen concierto o un baile. Charangas y orquestas dan la clave de sol el día 6 de julio cuando suena el Chupinazo que da comienzo a los  Sanfermines y no dejan de sonar hasta el mismísimo día 14 por la noche, donde la fiesta pone el punto final con el Pobre de mí. Ambos actos de una magnitud, fuerza, emoción y estética asombrosa y fascinante. Por un lado el momento del Chupinazo en el que miles y miles de personas agolpadas en la plaza del Ayuntamiento, esperan con alegría y entusiasmo ese grito que clama ¡Viva San Fermín, gora  San Fermín! Y desata con su estruendo una lluvia de champan, lágrimas y felicidad. Por otro lado y ya en la oscuridad de la noche, las miles de personas encienden una vela sumergidos en la melancolía del final de fiestas y se la ofrecen al queridísimo San Fermín a modo de agradecimiento y al grito de ¡todos queremos más! y sobre todo ¡ya falta menos!
Durante esos 9 días y 9 noches la ciudad nunca duerme, no hay fin. Como lo oyen, 24 horas y 24 más y más sin parar, no hay tregua. A todas horas para todas las edades y las para todas las personas en cualquier lugar de la ciudad. Eso es lo bonito de los Sanfermines, la población entera, en esos días duplicada por quince, se viste de blanco y rojo y no hay diferencias. Todos somos ciudadanos del mundo, sanfermineros y sanfermineras felices y contentos. En las calles se respira alergia, las personas hablan y se relacionan aunque no hablen el mismo idioma y todo el mundo está dispuesto a ofrecerte una sonrisa. Es la magia de los Sanfermines porque nuestro morenico, nuestro amado y venerado San Fermín nos ilumina y protege con su bendito capotico.

¡¡Viva San Fermín, Gora San Fermín!!                    

A Nîmes, il n'y a pas de peur.

-Publicado el 11 de junio de 2014-  

A Nîmes, il n'y a pas de peur.  O lo que es lo mismo, "En Nîmes, no hay miedo". Actualmente en España nos encontramos en un momento crítico para la fiesta brava y no lo digo yo. Reconozcamos que no se puede decir abiertamente en cualquier lugar "me gustan los toros, voy a los toros..." Sin que alguien te mire mal o salga con uno de esos comentarios anti, con el que pretende hacer ver que eres una persona insensible, cruel e incluso perturbada y psicópata.
Reconozcamoslo, ahora se ha puesto de moda ser anti, anti-taurino. Claro que en cuanto escuchas argumentarse a algunas de esas personas, salvo excepciones, te das cuenta que más que anti-taurinos son anti-toros, que es muy diferente y no tiene nada que ver con el respeto hacia el animal del que presumen, eso es otra cosa que habría que explicarles. Ya sabemos como son las modas, arrastran masas a su paso: Que se llevan los pitillos, adiós a las campanas; Que se llevan los piercings, agujeros por toda la cara; que se lleva ser rubia y tonta, pues tinte y pechos a medida; Que Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban presentan un programa de éxito, pues todos gays y princesas del pueblo, con todo mi respeto al colectivo gay... Que ser susceptible también se lleva. Y es que la moda es la que manda y es tan caprichosa...
A lo que iba, actualmente existe un temor a que te relacionen con la tauromaquia por miedo a que no quieran seguir comprándote, a que dejen de acudir a tu bar, comprar en tu tienda, usar tu marca o a que monten una revolución al sentirse ofendidos por tu spot publicitario taurino... Hay que taparse como si fuese un delito o algo de lo que avergonzarse y eso ¿Por qué? Porque hay falta de información y lo más grave, de nivel cultural. Como sabemos, Francia es uno de los países más importantes del mundo a nivel cultural, un país donde la cultura a destacado por encima de todas las cosas a lo largo de la historia. Podemos hablar de grandes pintores, actores, artistas, literatos, toreros, arquitectos y de sus valiosas tradiciones. En la sociedad hay un nivel cultural importante y un gusto generalizado por el arte. Con lo que a toros respecta, podemos decir que es el primer país de mundo en reconocerlos como Patrimonio Cultural Inmaterial. Van un pasito o dos por delante...
Aún me huele a pain au chocolat, me sabe a champagne y me suena con acento francés Bonjour madame... Llevo casi dos días en Madrid y aún estoy aterrizando... Y es que siempre que voy a Nìmes me roba un poquito el corazón. Podría hablarles de lo entusiasmante que es ver toros en su coliseo, de lo mágica que suena la música en el mismo, de la afición nimeña, de la fabulosa feria que se ha dado, de la bella ciudad o de su suculenta gastronomía pero hay algo que me ha llamado una vez más la atención, en Nîmes no hay miedo. A Nîmes, il n'y a pas de peur. Toda la feria esta montada entorno a los toros: Los bares visten sus paredes con motivos, las tiendas sus escaparates, las galerías sus exposiciones, los artistas sus obras... Todo el mundo quiere sentirse participe de la fiesta, del espectáculo. Hay un sentimiento artístico, un concepto. Los jóvenes hablan de toros como el que acaba de salir de una función de teatro, con admiración hacía el torero y pasión por su obra efímera. Nadie baja la voz para hablar de toros, ni  agacha la cabeza porque allí son respetados como se merecen y considerados como lo que son, Arte.

La tauromaquia es su reclamo, su orgullo y su fuente de inspiración, tomemos nota.





viernes, 12 de septiembre de 2014

RECUERDOS Y HOSTIAS "Pasión por los Encierros"

Era uno de esos días en los que ya estas a medio gas, exhausta después de varios madrugones seguidos, pocas horas de sueño y ritmos exorbitantes. Uno de esos días en los que sin embargo y a pesar de ese agotamiento físico y mental, te sientes pletórica y llena de vitalidad, solo  necesitas dormir un poco o quizá, ni eso, necesitas asimilar.
Estábamos alrededor de una mesa bien servida, que siempre es buen lugar, charlando después de un encierro. Del tumulto y las risas, de las conversaciones atropelladas y las frases que se pisan, de la adrenalina que se escupe y el oxigeno que no alcanza... Se hizo el silencio. Parecía, como se suele decir, que había pasado un ángel. Me quedé observándoles, sus cuerpos estaban allí pero sus mentes aún corrían por las calles, alguno incluso llegaba a gesticular inmerso en su batalla. A mi lado casi de frente, un buen corredor y mejor amigo... o al revés. Vestía de blanco impoluto, cuando salió de casa. Ahora ya, su ropa ennegrecida por el asfalto y rasgada en las rodillas. Heridas en un brazo, en el costado y en las manos. Llevábamos varios días de encierros prácticamente seguidos. Continué observándole, parecía dolorido aunque no se quejaba y en su expresión, media sonrisa. Se percató y con una carcajada regresó de donde quisiera que estuviese. Le acaricié las manos, bueno no lo hice, más bien quise preguntarle con el gesto si estaba bien, aún sangraban.
-Me sorprende su manera de llevar las cosas, la vida. No la de él en concreto, la de los corredores en general. Es otra manera de ver las cosas. El hecho en si de correr delante de los toros sin otro aliciente que ese, la necesidad de ponerse, ya sea por satisfacción, por pasión, por adrenalina, por locura... El hecho en sí, es un modo de vida y después, todo lo que conlleva.- 
Su expresión me dejó perpleja, parecía que le había atropellado un trailer por fascículos pero él me miró irónicamente. Después se dio un repaso de arriba a bajo y me dijo "Maitica, los encierros al final son eso, recuerdos y hostias"
¡Benditas palabras! pensé, me cautivó la idea y a partir de ese momento no pude parar de pensar en ello. Recuerdos y hostias, hostias y recuerdos... ¡Como las locas! Cada ostia, una herida y cada herida una marca. Cada marca un recuerdo y cada recuerdo una historia. Mil y una historias escritas con sangre, en la piel de cada uno de ellos. Como el que se tatúa sueños y días para no olvidar. Y para no olvidarlos quedan todos ellos, en el recuerdo. Ese al que nadie salvo uno mismo puede acceder y dueño de aquellas sensaciones, puede volver a sentirlas ahí donde las lleva grabadas, su piel.
Que me llamen rebuscada y tarumba, sigo pensando en esas palabras. Porque no solo los golpes dejan ostias, a veces son los recuerdos los que nos golpean. Nos golpean con dulzura, con violencia, nos golpean con una sonrisa o con una carcajada, nos golpean lagrimas y hasta nos enamoran. Porque los golpes no siempre duelen, a veces nos acarician con una nostálgica mirada atrás. 

A estas alturas ya del mes de septiembre, después de recorrerme un "puñao" grande de ciudades y pueblos acompañando a corredores, después de compartir con ellos momentos de tensión, de dificultad, de adrenalina, de miedo, momentos de intimidad, de alegría, conversaciones y desayunos... Puedo decir que cada uno de ellos ha sido elegido. Creo que hay que nacer hecho de esa "pasta" especial, que solo a ellos les permite enfrentarse y arrojarse al vacío y a la incertidumbre, con valentía y con nobleza.