lunes, 24 de marzo de 2014

"Gana el toreo y gana mi persona"

Corría el verano del año 2012, plena temporada taurina...
En estos días en los que la humanidad sabe más, pero camina más "a tientas", movidos por unos valores que han pasado a ser, no otra cosa que sumas cuantitativas. En una sociedad de juventud adormecida en general, aunque no se deba generalizar, impulsada, vagamente impulsada, por la ley del mínimo esfuerzo. En una época donde lo natural es no ser natural. Donde abrir el grifo para obtener agua corriente -bendito sea- es demasiado corriente y con esa condición solo se habla de cuentas. Las mismas que calman la ansiedad de un pueblo que desea pero carece de voluntad, que añora pero no lucha.
Corre ya la primavera de 2014, en la piel, otra temporada distinta.
Entre tanto derrotismo y falta de valores, afortunadamente hay seres humanos brillantes que nos hacen sacar una sonrisa y volver a creer en la grandeza de la humanidad.
Vicente Yángüez "El Chano", había aprendido a vivir como otros muchos, los de su profesión, de puntillas entre la vida y la muerte. La fortaleza con la que estas personas afrontan la vida, movidos por una pasión más fuerte que el miedo, es digna de admirar. El filosofo alemán Friedrich Hegel dijo " Nada grande se ha hecho en el mundo, sin una gran pasión", de ahí la grandeza inigualable del toreo.

Pero a veces la vida no se conforma con eso. Las pasiones siempre conllevan riesgos y en este caso es un baile a vida o muerte que no siempre deja ileso. A "El Chano" la vida le dio una segunda oportunidad, pero le puso la prueba más dura a la que seguramente se enfrentará en el resto de sus días. Lo más probable es que la mayoría de los mortales se frotase los ojos tratando de despertar de semejante pesadilla. No pudiendo ver más allá de un muro impenetrable que se levanta a su paso y parte así su vida en dos mitades. Pero el no lo vio como el confín, si no que agradecido por volver a nacer, vio la posibilidad de realizarse como persona ahora en otro ámbito. Unos lo llaman "facultad del alma", otros "capacidad de la mente" pero como lo llamemos, se trata de voluntad.

Ese brillo en los ojos, esa eterna sonrisa, ¿Quien puede mirarle y no quedar contagiado por su alegría? Esta claro que "El Chano" vino al mundo, como su compañero de profesión y fatalidad Juan José Padilla, para darnos a todos una lección de vida. 
Las personas nos marcamos límites que creemos inalcanzables y la voluntad los supera. Esa capacidad de superación con la que ellos nos hacen sin duda reflexionar, es la que engrandece el alma y les diferencia de los débiles. Para estos últimos, la tragedia pone a estos héroes como referente. Generalmente la desgracia nunca viene sola y en este caso, afortunadamente viene de la mano de la solidaridad y el compañerismo. Toda la familia del toro se une una vez más para apoyar la causa, como vimos hace pocos días en el festival celebrado en beneficio para "El Chano" en el Palacio Vista Alegre. El nombre le viene bordado. Allí se vio como todos sus compañeros, artistas, deportistas y la afición en general, le arroparon con su calor y cariño. Ante este acto de generosidad respondía el, "gana el toreo y gana mi persona", "es un homenaje, esa retirada que no pude tener". Porque a el lo retiró la desgracia, pero no le pudo robar la torería y con la misma ha decidido "no vivir de los recuerdos" y ahora un nuevo sueño corre por su piel.
Su objetivo, participar en los juegos paralímpicos de Río 2016, en la modalidad de "handbike". Se enfrenta a grandes dificultades, el mejor que nadie lo sabe. Pero tiene la fuerza, la voluntad y el alma de los triunfadores. Espero Vicente, que este nuevo reto en la vida, te de alas para alcanzar todo lo que seas capaz de soñar. El orgullo y el reconocimiento de la gente ya lo tienes y espero que la satisfacción personal. Tu actitud y fortaleza ante el infortunio, servirán a tus hijas como ejemplo de vida. 
Con estas palabras te doy mi más sincera enhorabuena, a ti Chanoa Padilla y a todos aquellos que como a vosotros, las ganas de vivir y la capacidad de soñar os han devuelto la sonrisa que en realidad nunca perdisteis, pues es el motor de vuestras vidas y el aliento de otras muchas. Y gracias, mil gracias, ahora se que los límites solo están en mi cabeza. 

                       

                                 
                                               Fotos: Mundotoro y Polideportivo

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